A favor de una crecida viña
como sólo se ven en ciertos climas,
un pobre ciervo perseguido
pudo salvar oculto su preciosa vida.
Los cazadores quedaron despistados
y, llamando a sus perros se retiran.
El ciervo salvado por las hojas.
-¡oh negra ingratitud!- ya no se fija,
y muerde la planta bienhechora.
Los cazadores vuelven y allí lo sacrifican.
“Merecí tal castigo, dice, por ingrato
por olvidar el bien que recibía!”.
Imagen de los que traicionan o perjudican a quien los ha beneficiado.