La dominación hegemónica radica en el poder de ejercer un Estado sobre otro; este tipo de dominación implica tres aspectos fundamentales: colonización, explotación y discriminación.
La colonización implica un asentamiento en los territorios conquistados, de ahí que el país o la región despojada por la fuerza de una independencia económica y política pasa a ser posesión directa del Estado que lo conquistó.
La explotación se refiere al sometimiento de los conquistados por los conquistadores para laborar en beneficio de éstos. Por ejemplo, durante la colonia española en México, cuando los españoles, para conseguir un mayor número de trabajadores, no vacilaron en acusar algunas veces de rebeldía a varios pueblos indígenas para esclavizar.
La discriminación consiste en separar y diferenciar a las personas por su raza, clase social, género, religión etc. Por ejemplo, durante la colonia en México, podemos advertir una gran discriminación racial, pues existieron las castas que eran grupos de individuos que no eran de una raza pura. Las tres castas principales fueron:
- Los mestizos, hijos de blanco e indígena
- Los mulatos, de blanca y negro,
- Los zambos, de negro e indígena.
Por otra parte, en todas las organizaciones políticas complejas y de territorio extenso, formadas por la conquista o por la inmigración de personas de cultura distinta a la de los pobladores originarios, existió el problema de las minorías.
Finalmente a la expansión europea en el resto del orbe y condujo, inevitablemente a la hegemonía mundial, la cual adoptó estructuras socioeconómicas y políticas que fueron evolucionando de modo cíclico, expandiéndose y adquiriendo analogías y diferencias a lo largo del tiempo.
